La historia de la familia Boker® se remonta al año 1614, cuando en Remscheid, Alemania(cerca de Colonia y Düsseldorf) los Boker® iniciaban la fabricación de herramientas, elaboradas con martillos de forja y máquina para afilar los productos, ambos accionados por agua. Inicialmente la venta de los artículos fabricados se realizaba en Europa Central, posteriormente en Europa oriental y en todo el continente. Con el invento de las máquinas de vapor , la producción se incrementó de un momento al otro, por lo que hubo que ampliar los horizontes de ventas.  Por tal motivo, en el año 1862 el joven Roberto Boker® dejó su pueblo natal para fortalecer los nexos y establecer un negocio de mayoreo en Nueva York y luego en Toronto, Canadá.  Ofrecía los productos manufacturados por su familia y los de otros fabricantes de Remscheid y de las ciudades vecinas de Solngen y Wuppertal; ambas poblaciones renombradas mundialmente por su calidad en herramientas y cuchillería respectivamente.  Llego a Nueva York precisamente cuando estallo la Guerra Civil Norteamericana.

Al termino de esa guerra, Roberto Boker® tuvo que cerrar su negocio, dejó Nueva York para re-emigrar, perseguir y ampliar los negocios en Méxicoque su padre había iniciado, país en el que gobernaba el Emperador austriaco Maximilano.  

Así el 1 de Noviembre de 1865, abrió una modesta tienda llamada “Roberto Boker® & Cía”. Tría consigo de Estados Unidos un producto no necesariamente herramienta, fue la maquina de coser “SINGER”, desconocida hasta aquel momento, con la que tuvo éxito desde el primer día.

Poco tiempo después ofrecía al público todo tipo de herramientas producidas por las empresas de la familia en Alemania.  Posteriormente creció el negocio ofreciendo de mayoreo todo el surtido en poblaciones vecinas de la Ciudad de México.

ROBERTO Boker y Cia. (fundada en 1865) apro­vecha esta ocasión para hacer saber a nuestros nu­merosos favorecedores que en el nuevo edificio hemos clasificado nuestro surtido de mercancías en cuatro de­partamentos.  El crecimiento constante del surtido, así como la positiva imposibilidad para el dependiente vendedor, de dominar como es de desearse, las particularidades de cada artículo en un surtido tan extenso, nos ha obligado a ha­cer esta innovación.  Como el dependiente vendedor dominará y ma­nejará con mas aptitud el surtido de mercancías, cuanto menos extenso y variado sea, creemos que esta innova­ción ofrece ventajas a nuestros favorecedores, aunque trae consigo el que un mismo empleado no pueda ya aten­der a un marchante que intente surtirse en los diferentes departamentos; pero como los precios señalados concien­zudamente por los jefes de la casa son fijos, además de ser legibles en números, y no pueden ser alterados por ningún empleado, aseguramos que el cliente comprará en condiciones igualmente favorables en los diferentes de­partamentos aun cuando varios dependientes le atiendan.   Suplicamos, pues, a nuestros favorecedores se sirvan ayudarnos en cuanto les sea posible de su parte, para llevar esta innovación a buen éxito, con la seguri­dad de que una vez conocidas sus ventajas, los mismos clientes sabrán apreciarlas.